¡Hola Mamá!

jueves, 23 de enero de 2014

Cuánto tiempo, ¿verdad?

Que ya van casi quince años Mamá. ¿Cómo pasa el tiempo, eh?

Y sigues en mis sueños todas las noches, que sepas que te he pillado, bailando en mi cuarto ayer por la noche. Te diré que las sombras te delataron, también es verdad que no quiero pensar que sólo fue un sueño. Un sueño, Mamá, como todo lo que hago últimamente. Siento que estoy cambiando otra vez y me da miedo. Me encantaría que estuvieras aquí para poder llorar en tu regazo y que me acariciases el pelo. Eso es lo que hacen las mamás de verdad y tú eres la más verdadera de todas.

Hoy me he sentido mejor que ayer, también es verdad que ya empiezo a sufrir las secuelas de mis arrebatos. Ojalá estuvieras aquí (vale, ya sé que en cierta manera estás aquí, pero ya sabes lo que quiero decir), te echo de menos y me encantaría poder echarte de más. Y me gustaría poder discutir contigo para elegir no hacerlo, me encantaría poder enfadarme contigo para decidir darte un beso y darte las gracias, por ser tú, por luchar por mí cada día, por luchar por mi vida.

Y de verdad que intento hacer algo que merezca la pena, para que estés orgullosa. Para que estemos orgullosas las dos, de querernos, de tenernos, de sentirnos como pocos se han sentido. Y de verdad que lo intento, en cada momento, con cada persona... Pero, ay mamá, soy tan imperfecta. Sólo quiero hundirme en la cama y que vuelvas a estar conmigo. Me siento sola y sólo encuentro la paz entre unas pocas personas. Tú me conoces mejor que nadie, las paredes rosas de mi cuarto me hacen sentir paz y también sabes que me hacen sentir pequeña. Me hacen sentir que estoy más cerca de ti, que estás más cerca de mí y eso me duele y me gusta a la vez.

Ya sabes que tenemos un nuevo espectador, conócele, mírale a los ojos y mira en su corazón. Cógele cariño si es que todavía no lo has hecho, aunque conociéndote me extrañaría... Compartimos el amor y también el miedo (oye, deja de reírte, intenta entender lo que te digo), nos has visto reír y gritar, lo sé, he reconocido tu olor.

Vuelve a abrazarme con el viento, vuelve a sonreírme con el sol, vuelve aunque no puedas volver como me gustaría. Vuelve esta noche y dime cómo seguir, dime que harías tú... Bueno, dime lo que quieras. Eres la que mejor sabe lo que tengo que oír y sabes que cada vez oigo menos cosas en el silencio.

Mamá, te quiero, siento mucho no hablarte todos los días. Siento mucho no estar amando con tu corazón y el mío a la vez, siento no estar haciendo las cosas bien, siento estar arrastrando las cosas. Pero que sepas que no siento que seas mi mamá y no siento que te hayas ido, aunque tengo algo que contarte (lo dejaré para el próximo día, ya sabes que me enfadé un poco contigo). Ayúdame a quererte como antes, a quererle y a quererme a mí.

Deséame suerte, la necesitaré.

P.S. Intenta pasarte por su corazón y dale calma y paz, la necesita. Y ya sabes que eso me hará feliz.