¡Hola Mamá!

jueves, 22 de julio de 2010

Por curiosidad, ¿Cómo te llamas?

¿Cómo me llamo Mamá? ¿Qué nombre elegiste para mí?

El nombre con el que me aman, me odian, me echan de menos, el que maldicen, con el que (espero que) sueñen, el que se preguntan, el que saben, el que recuerdan.

Mi nombre forma parte del tuyo, me gusta más el tuyo, lo sabes no? Más especial, menos típico, más de otra manera.

Esa elección es díficil pero siempre acertada.

-Por eso no hace falta que digas nada, de momento, Mamá. Con esa mirada me has gritado que me quieres.
-...
- Un silencio lleno de amor, sí, esta vez si que me has llenado el corazón.

I love you, so much, wherever I go, whatever I do.

María, María Estrella se llama Ella.

lunes, 19 de julio de 2010

Lo siente.

- Lo siento Mamá, te he vuelto a fallar. He vuelto a fallarme a mí misma, estoy perdiendo mi color, de nuevo. Caigo, los problemas me frustran.
- ...
- Mamá, hoy no, paso de tus silencios, quiero oirte, quiero que me cantes antes de dormir. Quiero dejar de sentirme sola, vale? Ahora me siento sola, entre la gente, sola como antes.

Ella se dejó rodear, claro y por qué no?
La gente la hacía sentirse mejor, pero se frustraba siempre que tenía que dar consejos, veía la solución clara, pero ponerla en práctica era hacer daño. Soluciones que no todo el mundo podía realizar. No todo el mundo podía hacer reír y llorar a la vez. Ella quería a su madre, la quería, allí en el suelo rodeada cosas, cosas inútiles. Ahora estaban solas, solas, ella y su música.

Un momento perfecto para regar las plantas, dejar de comer una temporada que terminaría con un bonito brownie esa misma tarde, llorar y afinar la guitarra.

Debía estar orgullosa, estaba rodeada de grandes amigos, de nuevos amigos, había tenido desilusiones pero lo más importante es que confiaban en ella.

Tres chicos en una humilde semana le habían dicho: "Esto no se lo he contado a nadie más."

A ella le dolía, le dolía el corazón, no quería ver sufrir, quería risas, pero quería ver abrazos largos de esos que duran horas y que se sólo se dan en momentos muy especiales, débiles e instántaneos.

Débiles, cómo ella y su cara manchada de barro, llena de marcas, marcas de momentos más felices.

- A pesar de todo,...te quiero Mamá, te quiero muchisimo.

lunes, 5 de julio de 2010

Tienen la misma voz


La misma voz, el mismo canto.

En eso pensaba, ella. Ella que pasaba por primera vez un verano en la ciudad, un verano en la capital, un verano lleno de calor, de besos, de sangre y hormonas alteradas.

Ella ponía un poco de música, así se evadía un poco. Su madre estaba un poco más atenta que de costumbre, quizás era la repentina cercanía de su cumpleaños, sólo quedaba una semana. Una semana que llevaría a recordar todos los años vividos, un amor de hace tres años, un viaje a las seis de la mañana, una risa de martes 6 y también nos recordaría la letra de una canción.

Una canción de ruptura, de ruptura con la dignidad. Eso era, está claro.- decía la niña de la melena y sombrero.- Ruptura de la dignidad.


Pero Ella desconocía que ya había aprendido a tocar la guitarra, quizás no en este mundo, pero en cualquier otro si. Y por eso, sus ojos se empañaban al verlas, al oírlas sonar, al oírlas cantar. Por eso ella mañana cogería su guitarra, la sacaría de la funda e intentaría entonar una voz, una canción,una vida.