¡Hola Mamá!

miércoles, 2 de junio de 2010

-Mamá, estoy enferma no puedo más.- repetía mientras se tocaba el pelo mojado. Se apartó un menchon y decidió mirar a su alrededor, sin pena pero si con cansancio.

Un gran montón de folios esperaban a ser estudiados encima de la mesa. Nietzsche esperaba entre ellos, a ser estudiado, entendido, alabado, contradecido y por fin, aprendido.

-Mamá te echo de menos cada día que pasa. Te echo de menos y te quiero. Pero como te puedo echar de menos, dime cómo.

Se repetía esto cada día. Y como siempre, sacudió la cabeza se levantó de la cama y se puso a organizar esa vida que no le pertenecia. Esa vida que quizás otro honraría más.

Pero eso da igual, María puso mozart a bailar y entre sus notas empezó a conocer a Nietzsche y un poco más de la vida. Porque cada momento que pasaba, era menos tiempo sola, se acercaba más a su madre. Más a ese reencuentro tan esperado, a ese reencuentro sorpresa.

Y así pasaban los minutos, casi todos con una sonrisa en la boca y un buen sabor de boca. Y cuando estos desaparecían, aumentaba más su nostalgia. Pero de esto ya hablaremos otro día.

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